El IMP encuentra su propia tecnología y productos para hacer carburantes sustentables.
El Instituto Mexicano del Petróleo (IMP) detectó que derivados de la soya, micro-algas, aserrín y la cáscara de naranja son cuatro nuevas rutas tecnológicas con las que será viable basar proyectos en México para elaborar biodiesel, bioetanol y biocrudo para uso de Pemex Refinación.
Florentino Murrieta Guevara, director del proyecto e investigador del IMP, aseguró en entrevista con REFORMA que estas nuevas rutas tecnológicas son parte de la estrategia para diseñar una política energética que incluya a los biocombustibles en la canasta de energéticos del País.
"Se está cuidando que se elaboren biocombustibles más eficientes y con viabilidad comercial", afirmó el también secretario técnico de la Dirección de Investigación y Posgrado.
El IMP se encargó de elaborar el estudio a petición de Pemex Refinación, tomando en cuenta la capacidad tecnológica existente, la disponibilidad de materias primas en el País y su viabilidad comercial.
Agregó que uno de los principales nichos de oportunidad son las micro algas, porque tienen un rendimiento superior al que presumen las oleaginosas.
"Por ejemplo, una tonelada de semillas produce en promedio 45 por ciento de aceite y pudimos comprobar en el IMP que la microalgas puede llegar a producir hasta 75 por ciento", señaló.
Este proyecto será presentado por el IMP para concursar por el financiamiento que ofrece la recién aprobada reforma energética y que se otorgarán a través del Conacyt, dentro del tema de energía sustentable, adelantó el investigador.
Murrieta resaltó que los principales productores de bioetanol en el mundo como lo son Brasil y Estados Unidos, están empleando maíz y caña de azúcar, lo cual no es viable para nuestro País, además de que la Ley de bioenergéticos así lo establece.
La primera fase, que es la de investigación, ya concluyó y ahora se buscarán líneas de financiamiento a través de Conacyt o mediante fondos propios, relató el investigador.
En paralelo se está desarrollando la aplicación de biocrudo, con base en desechos de aserrín, el cual podría ayudar a darle una mayor dieta de petróleo crudo al sistema nacional de refinación.
Sin embargo, este proyecto apenas se encuentra en fase de investigación en plantas piloto, por lo que la tecnología aún no está comercializada, acotó.
Desde esta fase de investigación hasta su aplicación industrial, desarrollar todo el proyecto de biocombustibles en el País podría tardar cinco años, pronosticó el investigador del IMP.