Pedro Ramírez Vázquez,
el arquitecto de México
Archivo revista Quién @Quien
Miércoles 17 de abril de 2013 a las 11:00
La revista Quién visitó al urbanista hace un par de años antes de su muerte y nos recibió en su despacho en donde albergaba sus recuerdos y próximos proyectos.
El arquitecto nació el 16 de abril de 1919 en la ciudad de México. (Foto: Marc Fauche) |
Algunos de los emblemas arquitectónicos de la Ciudad de México como la Basílica de Guadalupe, el Estadio Azteca, el Museo de Antropología, la Cámara de Diputados, la Torre de Mexicana y hasta el logotipo de Televisa son obras representativas de Pedro Ramírez Vázquez. Sin duda, éste marcó un hito en la arquitectura de México desde finales de los 50 -cuando creó el modelo de escuela rural a partir del que se hicieron más de 30 mil en México y que llegó a países de todo el mundo- hasta los 90, cuando todavía realizó importantes construcciones como la Capilla Guadalupana, en el Vaticano, y el Museo Amparo, en Puebla; este último junto con su hijo Javier Ramírez Campuzano.
Para platicar de su vida privada y de las anécdotas que han enriquecido su carrera, el urbanista nos recibió en 2009 en su oficina de Fuentes de Pedregal, la misma desde hace 48 años. Había cumplido nueve décadas, seguía ejerciendo su profesión, a la que le había dedicado hasta entonces ya casi 70 años. Aquí compartimos su historia.
El poeta Carlos Pellicer fue quien lo orientó a estudiar arquitectura al hablarle sobre la vida en Atenas, en la secundaria. Fueron amigos hasta la muerte del poeta en 1977. (Foto: Cortesía Pedro Ramírez Vázquez.) |
INSPIRADO POR PELLICER
Su papá era vendedor de libros por lo que desde muy chico desarrolló un gusto por la lectura mientras que su mamá era ama de casa. Tuvo cinco hermanos (Mariano, Manuel, Carmela, Leonor y Miguel) y él fue el más chico, "por lo que siempre fui el consentido de la casa", platica.
Estudió la primaria en la anexa a la Normal de maestros, después en la Secundaria 4, donde su maestro de historia fue ni más ni menos que el poeta Carlos Pellicer, con quien tuvo una amistad que duró hasta el fallecimiento de éste, en 1977. "Fue él quien me convenció de estudiar arquitectura porque me hizo un relato tan interesante sobre la vida en Atenas que entonces entendí la arquitectura como construcción de espacios para la convivencia, para habitarlos y para vivirlos".
Después Pedro entró a la prepa en San Ildefonso para finalmente ingresar a arquitectura en la unam, en la que años más tarde impartió cátedra como maestro. Su primer trabajo fue como dibujante en la Secretaria de Educación, "ahí me pagaban en lista de raya", recuerda. En ese entonces se fundó el Comité Federal de Construcción de Escuelas de México, un organismo para construir escuelas, donde conoció al diplomático y escritor Jaime Torres Bodet, quien llegó a ser Secretario de Educación Pública. Éste le confió el trabajo de la construcción de las escuelas rurales y con él trabajó muy cercanamente por casi 20 años en diversos proyectos.
Sin duda Pedro Ramírez Vázquez fue el arquitecto de México. (Archivo Quién/Fotos: Cortesía Pedro Ramírez Vázquez) |
PEDRO EL CONSTRUCTOR
En 1966 construyó el Estadio Azteca, debido a su amistad con sus contemporáneos el Tigre Azcárraga y Guillermo Cañedo. "Fue un proyecto entre amigos, además de que se hizo con la mira de que hubiera una Copa del Mundo en México... ¡y hubo dos! Lo que más me gusta de esta obra es que desde cualquier lugar del estadio, cualquiera de los 110 mil espectadores tiene una excelente visibilidad, nadie le tapa", nos platica.
Dos años después, en 1968, Pedro fue nombrado Presidente del Comité Organizador de los Juegos Olímpicos, lo que él recuerda con especial cariño pues México se dio a conocer de una forma positiva a pesar de lo ocurrido con el movimiento estudiantil de Tlatelolco ese mismo año. Hasta la fecha, el arquitecto continúa siendo parte del comité por lo que ha recorrido el mundo viajando a las Olimpiadas desde entonces.
Ya en el 76, el entonces presidente López Portillo lo designó Secretario de Asentamientos Humanos y Obras Públicas. En ese mismo año terminó la construcción de la Basílica de Guadalupe que llevaba tres años en proceso.
Tres años después, en 1979, durante la primera visita del Papa Juan Pablo II a México, el arquitecto acompañó al sumo pontífice a conocer el recinto, del cual quedó tan gratamente impresionado que años después pidió que fuera precisamente él quien construyera la capilla guadalupana en el Vaticano. En 1989, cuando la obra estuvo concluida, el mismo Juan Pablo le pidió a Pedro que hiciera la lectura del Evangelio durante la misa de inauguración. "Es un recuerdo muy bonito", asegura sin dudar el arquitecto.
Con su esposa Olga Campuzano (q.e.p.d) compartió 53 años de matrimonio. (Foto: Cortesía Pedro Ramírez Vázquez.) |
AMOR Y FAMILIA
Conoció a la que sería su esposa, y el gran amor de su vida, cuando impartía clases -Teoría de la Arquitectura- en la Universidad Motolinía. "Una vez, mientras daba clases, vi a una muchacha sentada en la primera fila que leía un libro sin prestar atención. Entonces le dije: ‘Señorita, ¿está muy interesante su libro?', ‘Sí maestro, cuando termine se lo presto', respondió ella retándome". Era Olga Campuzano, con quien después de cinco meses de novios se casó. Él tenía entonces 28 años y ella 21. "En términos de jóvenes puedo decir que ella era un cuero", bromea el arquitecto.
La pareja tuvo cuatro hijos: Pedro -economista-, Olga María -maestra de historia en la unam-, Javier -arquitecto- y Gabriela -diseñadora-. Los cuatro están casados y han dado a Pedro ya 14 nietos y cuatro bisnietos, a quienes ve muy seguido. Incluso sus hijos Pedro y Javier tienen también sus oficinas en las mismas instalaciones.
Con Olga, el arquitecto compartió 53 años de matrimonio; fue su fiel compañera. Incluso viajaba con él cuando hacía obras en el extranjero. "Cuando hice el Museo de Antropología, visitamos 53 museos en el mundo para aprender de todos".
Desafortunadamente, hace diez años, ella falleció a causa de hepatitis.
En 1968 el arquitecto fue nombrado Presidente del Comité Organizador de los Juegos Olímpicos y hasta la fecha sigue perteneciendo al Comité y es invitado todos los años a las Olimpiadas. (Foto: Cortesía Pedro Ramírez Vázquez.) |
EL HOMBRE TRAS EL TRAZO
La vida del arquitecto de 90 años era tranquila, su casa a está junto a sus oficinas, únicamente separada por un jardín, por lo que le era muy cómodo. En ella pasaba gran parte de su tiempo leyendo, pues heredó de su padre más de 25 mil libros. En cuanto a él escribió unos diez, principalmente de arquitectura y urbanismo.
También tiene un taller de vidrio que empezó desde el 63 y para el que siguía creando piezas. También trabajaba la plata.
Le gustaba ver el futbol; le iba a los Pumas, aunque en su juventud era Necaxista (su hermano Miguel fue propietario de ese quipo) y de vez en cuando iba al estadio a ver algún partido, "cuando el juego lo amerita", dijo.
"Ha sido una fortuna que mi profesión haya dejado huella; la gente sigue yendo a los lugares y los recuerda, los millones que van a la Basílica, por ejemplo, nadie sale sin haber visto a la Virgen y sin haberse dejado ver por ella".